Los dientes están sometidos a fuerzas continuas, tales como las de la masticación, las musculares de labios, mejillas y lengua; y también están sometidos a las fuerzas que se generan con malos hábitos como morderse las uñas, morderse los labios o las mejillas. Estas fuerzas pueden mover los dientes, y su tendencia es volver a la posición original. Además, el hueso que rodea a los dientes ha sufrido una serie de modificaciones y alteraciones en su estructura que lo han vuelto más «blando», lo que ha permitido el movimiento de tus dientes durante el tratamiento. Para que el hueso vuelva a estar como antes y los dientes se estabilicen en su nueva posición se deberá utilizar durante el tiempo que te indiquemos un aparato de Retención o Retenedor.

Los Aparatos de Retención son normalmente de uso nocturno y removibles. Su uso es exclusivamente de tú responsabilidad. No debes dejar de ponértelos TODAS LAS NOCHES, pues las consecuencias pueden ser irreversibles o de dificil solución, pudiendo incluso llegar a ser necesaria la recolocación de aparatos de ortodoncia.

El Aparato de Retención ha de mantenerse en óptimas condiciones de limpieza para evitar daños en tus dientes, y el depósito de sarro sobre el mismo. Para ello se deberá limpiar con un cepillo especialmente dedicado a este fin, frotándolo con agua y un gel de baño o lavavajillas, por lo menos una vez al día. después de aclarar el retenedor, deberá guardarse en la cajita que se entrega, con un papel absorvente dentro de ella. Deberá mantenerse fuera del alcance de niños pequeños y/o animales domésticos.